La verdad es ha sido una viaje de ida y vuelta, dos horas no ha llevado, pero lo he disfrutado igual que la primera vez, hemos pasado por los mismo pueblo de chavolitas de colores, hoy con menos gente en sus calles, es martes, y con menos bullicio. Eso si, las mismas estampas en la carretera, motos con tres ocupantes y miles de cosas colgando, coches destartalados llenos de trabajadores, todo terrenos de lujo y pequeños taxis amarillos, como huevitos, recorriendo los caminos de un lado a otro.
Los baúles han quedado preciosos, ahora están metiendo sus juguetes dentro, en silencio, porque Jaime esta durmiendo, y están bajo la amenaza de llamar al Loco.
El Loco es un señor muy feo y muy malo que va con un saco recogiendo niños que se portan mal y los pone en la calle a mendigar, trabajar y pedir plata. También hay una Loca, que recoge niñas. Esta historia nos la ha contado Samuel, mi taxista, y los niños se han portado genial. Con semejante amenaza cualquiera se atreve a ser malo!!
Aquí os dejo las fotos de la habitación de los niños, ya esta casi terminada, a falta de dos mesitas flotantes de rattan y dos lamparítas de noche. Espero que os guste!
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