28 nov 2019

Un héroe en casa

Cada vez son menos los episodios graciosos, las rabietas, los develops nocturnos... 
Ahora estos tres pequeños acumulan experiencias que se quedan en sus memorias, en sus corazones y yo como madre narro cada vez menos.
Pero lo que ocurrió ayer merece ser contado. 
Algunos habeis leído que tengo una vecina a la que llamo la niña de los gansos, porque tiene esos gansos tan bonitos que nos dan huevos de marzo a mayo. Y tiene ojos vivarachos a pesar de sus 93 años. Y es el claro ejemplo de que manterse activo y en buen estado de salud, a esa edad, no viene de machacarse en el Gym, sino de estar haciendo cosas, cuidar el jardín, pasear... vamos, mi rutina si sigo en el campo. 
Bien, ayer mi niña de los gansos  quiso hacer el típico 3 segundos. Esto es, en 3 segundos tirar la basura, en 3 segundos barrer la entrada, en 3 segundos... el viento cerro su puerta y se quedo fuera. Sin llaves y con la comida en el fuego.
Me llamó a la puerta, me contó todo esto y nos pusimos a llamar a toda su familia, justo el día en que todos están con reuniones de empresa. 
Al final apareció su nuera.  Se la llevo a casa, comieron y... tampoco encontraron llaves.
Cuando yo llegué de recoger a Jaime, vimos que inspeccionaban de nuevo la casa, la niña de los gansos y Alvarillo. Jaime salió a ayudar, pero Álvaro que es tan dispuesto y ágil se coló por la ventanuca del sótano, rompió dos macetas, apagó el horno y el gas de cocina, abrió ventanas, subió y abrió la puerta. La niña de los gansos , que estaba absolutamente en estado de ansiedad, le dio un abrazo . Llegó a casa mi héroe y me contó la hazaña. 
Me alegro tanto por su coraje y valentía que no pensé en lo que hubiera podido pasar... eso es mejor no pensarlo y es mejor dar gracias a Dios porque solo se quemó la comida  . 
Encomiendo tanto a mis hijos, al angel de la guarda, al niño Jesus, a la Virgen María-su otra Madre- que vivo confiando siempre en lo mejor. 


8 may 2019

Limpieza

Ha pasado casi medio año, del 2019, y creo que este es mi primer Post!!!
Más vale tarde...

Llevo tiempo haciendo limpieza, organizando armarios, buscando la mejor manera de aprovechar los espacios. He cambiado la distribución de algunos dormitorios, de la entrada y de la cocina, pero la volví a dejar como estaba.

También he hecho limpieza en mi móvil. He quitado todas esas aplicaciones que una se baja y no sirven para nada. He limpiado de fotos y de memes de política - acaba de ganar el PSOE, después de una ruptura del centro derecha... o habría que decir después de que la derecha más radical, pero no tan extrema, despertara cansada de ver cómo una y otra vez las promesas son inclumplidas... - El caso es que se me llenaba da memes y claro, una vez que te has reído es suficiente, si me despisto puedo llegar a borrar de una pasada más de 100!!!

Lo bueno es que con este afán han salido cosas que me ha encantado recordar: como los paseos con Clara por el bosque, allá por finales de agosto, los días de lluvia infinita al final del verano cuando estuvieron Cristina y Antonio, los tíos de Álvaro.  Las comidas de otoño, de invierno y de Navidad que hemos hecho en casa, las meriendas, los fines de semana con los primos de Bruselas, la Semana Santa con  Cris y los papás... de todos esos planes y de más me he quedado con fotos, para ir subiendo poco a poco, o tal vez no.

He hecho limpieza en lo más profundo de mi ser y también en lo menos. He cambiado algunos hábitos y estoy intentando cambiar otros. Me queda mucho trabajo por hacer, pero cuando haya terminado, seguro que notáis el cambio.
De momento os dejo con dos fotos que me chiflan. Una, porque salimos todos. La otra, porque sale muy guapo el que faltaba-




7 feb 2019

Limpiar la mochila

Hoy he animado en el momento de los deberes a Jaime. Le tocaba colorear  los resultados de unas sumas. El hacía la suma, me decia el color y yo empezaba a colorear el cuadradito, el terminaba.

Mientras, yo iba sacando punta a los lápices y puesto que de todos los que tiene solo necesitaba 6,  hemos arreglado el estuche entero.

A mi eso de mirar el estuche o revisar la mochila es algo que temo hacer. Porque no sé qué me puedo encontrar.

Hay veces que puedo llegar a sacar 18 bolitas de papel de aluminio y otras en las que si toco blandito, pego un grito y el dueño aparece a mi lado para socorrerme.

No sé distinguir en la oscuridad entre un sandwich y un ratón y las dos cosas puedo encontrarlas en las mochilas. Uno por olvido y la otra porque  si se cuela alguno en casa - os recuerdo que vivimos en la campiña alemana( como dice mi amiga Cristina)- seguro que va directo a las mochilas, esos lugares llenos de manjares revenidos.

Sea como sea, a mi me da asquito. Por mucho que les explique... no logro que las arreglen solos.

25 ene 2019

Adivina adivinanza

Es una pena que no tenga una grúa porque seguro que salía una foto más bonita. Pero vosotros que tenéis una vista de lince, seguro que sabéis en que casa de esta calle viven niños.

Es lo que tiene la nieve. Que desata el espíritu de diversión que hay en cada uno de nosotros, sobre todo de los niños.

Parece que sigue la lluvia blanca y que vamos a tener nieve para rato y a mi se me abren las carnes sólo de pensarlo.


Carne de asilo

Estaba navegando por mis redes sociales cuando vi una foto ideal de una amiga que decia " espa de mama" _ spa de mamá_. 

Casi muero de envidia.

Los míos ,que son bastante detallistas, nunca me han hecho un spa casero. A lo sumo, me hacen masajes en la espalda cuando me quedo hecha un cuatro( que eso de no ejercitarse se nota)  y Jaime, con guasa, cuando presiente que me voy a poner a gritar por algo, se acerca sigiloso y me acaricia diciendo con voz melosa: "acariciamos, acariciamos..."-,  hasta que me ablando y se me pasa el enfado.

Pero así, masaje, música y velas... nada.
Siento que se me hacen mayores, y veo que o mejoran o el día de mañana nos mandan al asilo. Que ya lo decía una amiga, la del spa no, otra: " querida como siga pariendo varones me veo en el asilo" . Yo tengo dos y no digo más nada. 

Claro que mi suegra, que era muy sabia, siempre me dijo que los niños cuidaban mucho  y mejor que las niñas. ¡Sólo espero que sea cierto!

24 ene 2019

De la euforia al desconsuelo

La verdad que no sé en qué momento mis hijos han dejado la infancia para entrar a trompicones en la adolescencia.
No es un paso tras otro hasta llegar a la edad adulta, lo sé porque lo veo y porque yo misma me acuerdo.

Es una edad asquerosita. No eres ni niño ,ni  adulto. Estás en un limbo en el que hacen contigo lo que quieren y si te dejan elegir y te equivocas, siempre te dicen que esa es la lección. Es como un 'te lo dije' pero así como disimulado.

Por no hablar de los cambios hormonales y del circuito neurológico (que seguro los hay), que se producen en cero coma segundos y sin que los veas venir.
 
Hoy, sin ir mas lejos, mi pequeña preadolescente, que está monísima y es buenísima, ha pasado del estado eufórico al mustio en menos de lo que tardo yo en pestañear.  Venía encantada con un sobresaliente en inglés y confiaba en que con semejante nota su madre se ablandara en el tema que desde hace días nos compete, véase: uñas postizas. Y yo, accediera.
_"A los 11 unas uñas postizas son una horterada". _ he sentenciado, porque realmente lo pienso. Pienso que las uñas postizas son en cualquiera de sus versiones y a cualquier edad lo peor. Son como unas mechas mal dadas o llevar a  los 40 un top enseñando el ombligo. 

_"Esforzarse no vale de nada", se ha lamentado.
 
_" Si, claro que vale. O no eres la primera que se alegra cuando saca buena nota y ve que lo que ha dedicado le luce. De todas formas, tu premio no son las uñas, es el smartphone  , no lo olvides" ( es la única de todo su colegio que no tiene un smartphone) . A veces, igual que me pasa a mi, se le olvidan sus metas, sus objetivos y sus recompensas. Ella sabe que si hace lo que toca, estudiar y esforzarse, al final del curso podrá tener un teléfono de última generación ( con sus consabidas normas, pero ese es otro post).
 
Toda  mustia ha reconocido que mas vale un smartphone y que lo de las uñas lo va a pelear o 'llorar' a su padre que igual pica y le deja ponérselas.
 
 

Deberes, ese momento de paz

Pues aunque parezca mentira en esta santa casa cuando se hacen los deberes el tiempo se paraliza. Las peleas de hermanos se quedan en pausa y yo, servidora me todo un café y aprovecho a leer.
A medida que va acabando les pongo 15 minutos de lectura, que a veces son 20. Y durante un tiempo sigue la paz.
El problema llega cuando todo se acaba y ya no puedo estirar esos ratos.

A Alvarillo que es un experto en tocar las narices; el típico que hace bromitas la mayoría de las veces sin gracia, y además es un tanto hiperactivo en cuanto el aburrimiento le roza, la toma con Jaime, que tiene de pasota e hipersensible lo mismo que su hermano de todo lo propio, y ahí, en ese momento, se acaba la paz y hay que entretenerles.
Estos días y gracias a la nieve los ratos de paz son más largos, porque salen al jardín y ahí ríen, se pelean y lloran sin que esta vez la paz la pierda yo.

Mis no propósitos

Ya no me hago ni propósitos de año nuevo:

Si logro cada día dedicar unos minutos a mi vida interior.
Si consigo dedicar el mismo tiempo a mi cuerpo ejercitándolo.
Si logro cada día salir de la monotonía del vaquero y la bota.
Si algún día acabo la novela.
Si consigo mantenerme en mi talla y no verme obligada a cambiar de vestuario.
Si consigo armarme de valor e ir a los médicos que me tocan para revisar que sigo estupenda.
Si logro no tirar de congelados para preparar la comida, al menos dejarlos para la emergencia de un día a la semana.
Si consigo mejorar el nivel de alemán .
Si logro no quedar como una tartamuda cuando hablo inglés.
Si dejo de perder la paciencia cada vez que los niños tardan.
Si consigo dejar de gritar por todo ( claro que puede ayudarme alguna pastillita)
Si logro recaudar fondos para la ONG de mi hermana.

Si logro todo esto... pues seguiré llenando la lista con más  cosas. La verdad es que esto de haber dejado de fumar te abre el camino a nuevas metas.


23 ene 2019

La primera nevada

Ayer nevó. Cayó una gran nevada. No como para dejarnos incomunicados pero sí para que yo viviera un momento de estrés añadido a mi estrés habitual.

Os pongo en situación: Ayer era martes. Los martes doy clase de español en el colegio de Isabelilla. Termino a las 14.00.
Y Jaime estaba malo. Tenía dolor agudo de la tripa. No bebe agua. Sus caquitas son eso, caquitas de conejo. Y de pronto le dolió mucho la tripa. No fue al colegio.
Y Álvaro padre se iba de viaje. Alvarillo corría el riesgo de quedarse tirado en el colegio.

Después de hacer todo lo que tocaba, no sin algo de prisa para evitar la tormenta de nieve, cuando llegué a casa, la nieve ya cubría todo. Y la estampa era preciosa.

No es que yo sea una apasionada de la nieve. Qué va! Soy de las que me gusta pero de las que a la vez piensa en que me toca sacar guantes, botas, gorros y bufandas de niños y mayores y que con la mudanza... Ni idea.

 Pienso en que todo se va a poner sucio y asqueroso porque la nieve aunque la veamos blanca e impoluta, se queda marrón y hasta negra cuando se pisa mucho. Además pienso en las caídas... No tengo el tobillo para bromas, que arrastro un mini esguince desde hace meses. Y pienso que vivo en Alemania, un país en el que cada uno se limpia lo suyo y se ocupa de  echar la sal, retirar la nieve y esas cosas del Winterdienst que a mi me vuelven loca, porque la verdad, si el cartero ( que es el único que nos visita) se resbala y se hace algo, nos puede denunciar con todo el derecho. Y aquí lo hacen.

Y mientras yo pienso todo eso el resto lo pasa pipa. Es más, se acuestan rezando para que nieve más  y yo me acuesto pensando en que quiero que deje de nevar. 


De uñas y youtubers

Entre que Jaime quiere ser You tuber gamer, para poder jugar sin horario ni control a Fortnite y darle lecciones a sus compañeros de clase. Isabel me pide si puede, a sus 11 añitos, ir a un salón de manicura.

Lo peor no es que quiera hacerse la manicura, me parecería estupendo, porque se come la uñas. Lo peor es que quiere ponerse uñas postizas y largas. Como hacen las niñas de su clase.

Ay! A mi me va a dar algo.