24 ene 2019

Deberes, ese momento de paz

Pues aunque parezca mentira en esta santa casa cuando se hacen los deberes el tiempo se paraliza. Las peleas de hermanos se quedan en pausa y yo, servidora me todo un café y aprovecho a leer.
A medida que va acabando les pongo 15 minutos de lectura, que a veces son 20. Y durante un tiempo sigue la paz.
El problema llega cuando todo se acaba y ya no puedo estirar esos ratos.

A Alvarillo que es un experto en tocar las narices; el típico que hace bromitas la mayoría de las veces sin gracia, y además es un tanto hiperactivo en cuanto el aburrimiento le roza, la toma con Jaime, que tiene de pasota e hipersensible lo mismo que su hermano de todo lo propio, y ahí, en ese momento, se acaba la paz y hay que entretenerles.
Estos días y gracias a la nieve los ratos de paz son más largos, porque salen al jardín y ahí ríen, se pelean y lloran sin que esta vez la paz la pierda yo.

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