24 ene 2019

De la euforia al desconsuelo

La verdad que no sé en qué momento mis hijos han dejado la infancia para entrar a trompicones en la adolescencia.
No es un paso tras otro hasta llegar a la edad adulta, lo sé porque lo veo y porque yo misma me acuerdo.

Es una edad asquerosita. No eres ni niño ,ni  adulto. Estás en un limbo en el que hacen contigo lo que quieren y si te dejan elegir y te equivocas, siempre te dicen que esa es la lección. Es como un 'te lo dije' pero así como disimulado.

Por no hablar de los cambios hormonales y del circuito neurológico (que seguro los hay), que se producen en cero coma segundos y sin que los veas venir.
 
Hoy, sin ir mas lejos, mi pequeña preadolescente, que está monísima y es buenísima, ha pasado del estado eufórico al mustio en menos de lo que tardo yo en pestañear.  Venía encantada con un sobresaliente en inglés y confiaba en que con semejante nota su madre se ablandara en el tema que desde hace días nos compete, véase: uñas postizas. Y yo, accediera.
_"A los 11 unas uñas postizas son una horterada". _ he sentenciado, porque realmente lo pienso. Pienso que las uñas postizas son en cualquiera de sus versiones y a cualquier edad lo peor. Son como unas mechas mal dadas o llevar a  los 40 un top enseñando el ombligo. 

_"Esforzarse no vale de nada", se ha lamentado.
 
_" Si, claro que vale. O no eres la primera que se alegra cuando saca buena nota y ve que lo que ha dedicado le luce. De todas formas, tu premio no son las uñas, es el smartphone  , no lo olvides" ( es la única de todo su colegio que no tiene un smartphone) . A veces, igual que me pasa a mi, se le olvidan sus metas, sus objetivos y sus recompensas. Ella sabe que si hace lo que toca, estudiar y esforzarse, al final del curso podrá tener un teléfono de última generación ( con sus consabidas normas, pero ese es otro post).
 
Toda  mustia ha reconocido que mas vale un smartphone y que lo de las uñas lo va a pelear o 'llorar' a su padre que igual pica y le deja ponérselas.
 
 

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