19 feb 2013

Harina

Hoy ha sido el santo de todos los Álvaros. En casa, ya sabéis, tenemos dos. Uno estaba de viaje, as usual, el otro no. Aunque mucha gente no celebra los santos, en casa de mis padres siempre los hemos celebrado casi al mismo nivel que un cumpleaños, y por eso, en mi pequeña familia también los celebramos. Es bonito encomendar a los hijos a la protección del santo que lleva su nombre, al menos yo, que creo firmemente en los ángeles de la guarda, me quedo más tranquila si también un santo se ocupa de ellos, nunca tengo ojos suficientes!!!
En previsión del viaje paterno y como aún los niños no se enteran del día en el que viven, la celebración la hicimos el domingo. Álvaro padre en realidad lo celebró el día de San Valentín, ya que aquí no hay mucho que se pueda comprar que sea bueno, bonito y barato, le organicé un plan chulo: Gin tonic en el Castillo de Salgar y cine con palomitas para ver la última de Tarantino, Django, muy buena.

Alvaro hijo tuvo su celebración, como os contaba el domingo, un juego de palos de golf de plástico, ideales, misa, juegos en la piscina y almuerzo en la playa.

Ay! la playa... La verdad, yo andaba medio enfadada con el mundo - temas de hormonas que están por llegar, ya me voy conociendo- y no me apetecía el tema de ir a la playa y estaba bastante cansada - desayunar y quedar desocupada cansa, la verdad- pero fui.
Los niños mal comieron y tuvimos la suerte de que justo ese día la tarjeta no funcionaba en el chiringuito/club de la playa, así que recopilamos todo el dinero que llevábamos- que era poco- y ajustamos nuestro menú de adultos al presupuesto escaso. Hacía muuucho tiempo que no buscaba entre las monedas caídas del bolso intentando llegar a una cantidad razonable. Sabes cuando pides en un restaurante y hasta la comida te sienta mal porque no sabes si la vas a poder pagar? Como cuando salías al vips con tus amigas y sólo llevabas 500 pelas en el bolsillo, lo justo para las tortitas. Bueno pues eso.
El caso es que comimos, los niños jugaron y Álvaro padre con ellos. Mientras los miraba desde la mesa, pensando en lo bien que estamos aquí, lo felices que somos los cinco, a pesar de que la tarjeta no funcione, Álvaro le quitó las zapatillas a Jaime y las dejó en la arena. Cuando hizo ese gesto pensé, adiós Adidas. Salieron corriendo y mi mirada tras ellos. Jaime iba como loco corriendo por toda la orilla donde llegaban agónicas las olas, Álvaro padre detrás y los mayores, Isabel y Álvaro tras ellos. En un momento volvieron al punto de partida, y adivináis? Efectivamente, las zapatillas no estaban. En ese momento pensé, me tenía que haber levantado y haberlas cogido, pero la realidad es que no lo hice porque levantarme suponía ir cargada de cosas a recogerlas y en el fondo de mi corazón creo que pensaba que la gente no es tan jincha. Error, aquí lo es.
Volvimos a casa, sin el par de zapatillas y casi sin las abarcas de Alvaro padre, ya había uno dispuesto a llevárselas cuando nos dimos cuenta, muy fuerte esta gente!!!
Lo único que me consuela es que ahora las zapatillas las tendrá un niño de la edad de Jaime y que seguro que el pobre no tiene otras. Porque si pienso lo que les puede haber pasado...
1. Que efectivamente las tenga un niño que las necesite.
2. Que las cogiera alguien para venderlas en el centro por 50.000 pesos, unos 25 euros.
3. Que se las llevara el mar.
De las tres opciones la última es la menos probable, porque esas olas eran agónicas y no tenían fuerza de arrastrar nada.
Pagamos, milagrosamente nos sobraron 500 pesos, unos 25 céntimos de euro. Regresamos y siguieron jugando en casa.
Buen santo no?

Como os decía en realidad su santo es hoy, así que sin regalo, lo hemos celebrado con un plan especial, nos hemos ido a la Pizzería, que tiene un parque de juegos y estaban deseando. Dicho y hecho. Lo han pasado pipa.
Al ir, en el coche Isabel y Álvaro iban hablando de sus cosas, ya sabéis, conversaciones metafísicas de dos niños de 4 y 5 años. Isabel le decía a Alvaro. "Sabes que antes éramos de harina y luego Dios nos hizo de carne?" Y Álvaro le decía " Si claro, por eso somos color carne rosadito", "Si, somos rosados, Dios nos hizo de carne rosada, pero cogió harina". ¿Harina, barro o polvo? le pregunto a Isabel," no mamá, nosotros harina,hay otros que barro y otros que polvo". No sé de dónde lo habrá sacado. Supongo que del miércoles de ceniza, que fue hace casi una semana, y volvieron a casa con su ceniza en la frente y en un momento metafísico Isabel me dijo" mamá esto es para que me acuerde que soy desobediente y te tengo que obedecer", esa tarde se portó genial.
Lo dicho, felicidades a los Álvaros!
Os dejo foto de todos en la piscina, no es de ahora, pero me gusta porque casi no tenemos de todos juntos. Os prometo post pronto de lo que hicimos en Carnaval. Obvio, salimos de viaje, Baranquilla se vuelve insoportable y algo insegura en esos días.
Sigo con la idea de mi libro, igual pronto, pronto os puedo contar algo.





1 comentario:

  1. Almu, no comento pero de vez en cuando me paso por aquí. Me encanta ver que estáis tan bien.
    Un beso enorme!!!

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