Sabía que tarde o temprano nos tocaría ir a hacer windsurf. Ya lo supe en Navidad, cuando bajamos a España en coche para recoger todo el equipo de velas y aparejos y así poder subirlo a Alemania sin el sobrecoste de equipaje del avión.
No es que en nuestra zona haya grandes lagos donde sortear térmicas y navegar aguas, no. Pero a 35 minutos en Holanda, hay uno fantástico donde disfrutar de miles de deportes de agua. A mi me dan ganas de alquilarme algo, no sé una canoa, una barca... Luego pienso que me voy a caer al agua como la buena patosa que soy y me quedo en la orilla, leyendo cualquiera de las novelas policíacas de mi eBook.
Los niños no tienen ese problema. Primero, no son patosos y segundo, no se visualizan de ningún modo, ellos disfrutan del agua y se tiran con toda naturalidad, toda la que a mi me falta. Y mientras, mientras el padre de familia navega las aguas de este lago inmenso.
20 jun 2017
Windsurf, también aquí
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