12 abr 2017

Los Alpes día cuatro


Un día radiante, una familia entusiasmada, hermanos que no se pelean nada mas levantarse, madres que estrenan conjunto de deporte, padres que valen más que su peso en oro, niños que no se quejan... Otro día redondo para la colección de esta semana santa.
Alguno puede pensar que aquí en las montañas se vive menos la semana santa, se equivoca, en esta familia vamos en procesión, yo me maravillo constantemente con todo lo que veo, ya sean las cimas que rascan el cielo, o a mis hijos esquiar, y cómo no!, encomiendo cada bajada para que todos lleguemos sin sobresaltos.
Os contaré un secreto: me dice mi marido que me falta chispa, no sabe bien qué es, ese algo que te ayuda a reaccionar cuando en mitad de la pista hay un desequilibrio... Ay! Si el supiera... ( pienso para mi adentros) y claro el sabe que no soy deportista, que la última bajada de hoy, siempre a la cola, siempre la última, la he hecho por cumplir la palabra que les había dado a las 10 de la mañana, pero siete horas después estaba yo para que me llevaran en moto de nieve, derrengada. Mis piernas no daban mas de sí.
Y creo que no era la única. Ha sido acabar de esquiar y comenzar los llantos, las peleas, el cansancio se ha asentado entre nosotros y ahí, junto a cada uno de nosotros nos ha ido susurrando molestias. Nada de extrañar, aunque la verdad, yo a D. cansancio le hubiera invitado a varios refrescos en mitad de la última bajada. Hasta Isabel, que normalmente es doña quejas, hoy ha bajado de cine hasta el final. Hoy la peor,yo.

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