31 oct 2012

Dulce tarde de Halloween

Así, disfrazados, nos hemos ido con los vecinos al barrio más chevere de Barranquilla- sin contar el nuestro, que nos cobija a nosotros-, en el que decoran las casas igual que en las pelos americanas.

Hemos llegado y parecía muerto... A los diez minutos yo entraba en pánico pensado que hoy perdíamos a alguno de los nuestros.

Las cestas de calabaza que llevaban en las manos estaban repletas de dulces, caramelos, algún chocolate despistado y sobre todo mucha guarrería.

Estoy tan agotada de caminar con un calor horrible, con un Jaime de 12kilos en brazos, en tensión por el calor... Que hoy la que va a caer muerta soy yo. Menudo plan tan chulo se ha perdido Álvaro papá, que suerte ha tenido el jodío!

A la vuelta todos estaban muertos de sed, querían hincarle el diente a todas sus chuches, pero obvio , les he contado la gran historia de los dulces de Halloween : había una vez unos niños tan pobres que no tenía ni si quiera un caramelo, unos señores ricos los vieron y les dieron dulces, el resto de gente hizo lo mismo y los niños llegaron a casa con bolsas enormes repletas de dulces,como las vuestras, todos los señores que les daban caramelos les decían, "os tienen que durará hasta el año que viene".
Cuando llegaron a su casa, con muchísima emoción, le contaron lo sucedido a su madre, que recogió todos los dulces y los administró durante todo el año: cuando los niños eran buenos, la mamá sacaba un dulce de la bolsa, y así llego el año siguiente y fueron a visitar las casas de la gente y cantaban canciones y les daban dulces.

Lo dicho, he llegado a casa, he metido todo en una bolsa y ya está desaparecida, ninguno ha preguntado por los caramelos...

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