3 ago 2013

Una semana de lo más rara

La verdad es que sin proponérmelo esta semana ha sido de lo más extraña. Por un lado, Álvaro no está y eso es lo más raro, aunque debería empezar a acostumbrarme. Por otro, me han pasado cosas raras. 
No se sí os había contado que a lo mejor hacíamos mudanza de casa. Bueno pues cuando ya habíamos dado con un par de casas, y habíamos decidido que este es el comedor que queríamos para la nueva casa, el de ahora es bonito, pero éste me gusta más, nos hemos quedado compuestos y sin novio. Vamos que no cambiamos de comedor, ni de casa, no de momento. Y es que la verdad, a mi me da mucha tristeza dejar el conjunto y parece que a nuestra casera ya se le ha colocado el cable que le cortocircuitaba las ideas. Hemos llegado a un acuerdo. 



Por otro lado, alguien se ha dado alguna vez con un coche y no lo ha notado? Bueno pues creo-aún no he salido de dudas, - que le he dado a un coche- de lata de cocacola- y no me he dado cuenta. Os cuento: el día que Alvaro se fue, me fui con los niños a casa de unas amigas que viven muy cerca. Iba con la camioneta de Álvaro- no más grande que el Pathfinder que conducía en Madrid- y después de pasar una tarde divertida entre amigas e hijos, salí como de costumbre. El parking de estas casas se merece un premio de ingeniería, esta hecho con los pies. Así que para desaparcar mi camioneta tengo que ir primero marcha alante, girando todo el volante a la derecha, y luego un poquito marcha atrás y, ya salir.
Bien, ese día lo hice. Desde el balcón me miraba una de mis amigas, la nueva tía adoptiva de mis hijos, Antu, y su empleada/ángel de la guarda Sara, en la acera contraria a donde yo estaba había un guardia de seguridad, y en las esquinas dos cámaras de video vigilancia. Yo salí normal, sin notar siquiera el mítico toque madrileño que todos hacemos al aparcar en línea, y me fui a casa. Al día siguiente, al final de la noche, me llamo otra amiga, Eliana, que vive donde Antu, para decirme que si no note que le di un golpe a un carro. 
Ay! Qué susto! Le dije que no, y me fui a revisar el coche, no fuera a ser... Y nada, tiene los mismos golpes que tenía. Miré y remiré, y nada. Le pregunté a Milena, que se fija más que yo y nada. A Carlos que lo limpia, y nada, ni un rasguño fuera de lo que ya tenía. 
Aún así, al día siguiente fui a ver los vídeos, y sí,  efectivamente cuando doy marcha atrás pude darle. Pero yo juraría que no le di. Me habría bajado del coche, me habrían avisado desde el balcón, el segurata me habría dicho algo, habría sonado una alarma... Vi todos los vídeos, y nada, no se ve nada. Así que sigo con la duda y la dueña de la lata, alterada, hasta el punto de ser maleducada. 
Yo lo entiendo, señora, pero me acusa de algo que realmente no sé si hice-usted tampoco- y que los que me miraban no vieron. Bueno pues ahí queda la cosa. Hemos pedido una copia del video en mejor calidad para ver si cuando yo me voy dejo golpe o no. Eso nos sacará de dudas. 
Ahora os digo, si veis el golpe, tuve que sentirlo, si no, ese coche es un M, una lata endeble que se abolla con tocar y que por lo tanto debería retirarse del mercado por el bien de sus conductores. Eso, eso no protege en caso de accidente.
Ya os contaré el desenlace.
Otra cosa rara, un señor-vecino de la zona- me invitó a dar el paseo matinal. La verdad, por no ser maleducada acepté, pensando en qué momento del día iba yo a hacer mis cosas pías si iba de paseo con Max, el señor y su perro. Durante el paseo me dijo que fuéramos a dar paseo a la playa con los perros, en la noche. Entonces a mi me vinieron miles de cosas a la cabeza: primero los juegos de la tarde de los niños-que no quiero perdérmelos- después la inseguridad de las playas, la noche... También vinieron los secuestros de los españoles, y los robos en los hoteles, y las telenovelas y mientras pensaba todo esto... "La playa?, en la noche?" hasta que al final le dije" uy!, no! Qué miedo! Si yo le contara la cantidad de cosas que nos han pasado a mi marido, a los niños y a mi. Definitivamente, no." Y seguimos paseando hasta que yo me desvié a mi casa y él a la suya, y nos despedimos con un Chao!
Pobre señor, es todo encantador, pero si algo he aprendido aquí, leyendo simplemente las noticias, es que no se debe confiar de nadie ( amigas colombianas que me leéis, no va por vosotras). 

Como Álvaro no está, no le he podido contar, así que llegué a casa y le comenté a Milena. "Ay señora, le estaba echando los perros", "Milena por favor, que voy con un pantalón de yoga todo holgadito y sudadera tipo anchita, " (Lourdes y Bea, como la del padel de Lourdes. )Bueno, ante la duda de sus intenciones, entonces lo mejor es alejarse de los extraños. 

Más cosas extrañas, a pesar de desgarrapatizar a Max, cada día aparece con alguna garrapata chiquita. Suele coincidir con que juega con el perro pequeño de mis vecinos, los cuales viven llenos. Ay! Mis vecinos, ellos dan para un libro! Pero sólo os diré que la tensión se corta y ni el calor la derrite. En cierto modo me da pena, porque somos pocos y son buena gente, pero... Como todos, tienen sus peros, como yo los míos.
No se sí os comente el triángulo amoroso en el que hemos vivido en el conjunto, lo revisaré y si eso, os lo cuento otro día, en plan capítulo de mi novela, no tiene desperdicio. De ahí la tensión.

Más cosas raras... Jaime hablando. Me emociona! Y pensar que hace tres meses estaba preocupada, ya lo dice todo! Claro, todo lo que dice su hermano, y no con tan buena dicción, pero al menos empezará el colegio en firme y le entenderán bien.
Mi cuñada, casada! Que pena no haber podido estar con ellos. Pero bueno, al menos Álvaro si ha podido ir. Lo bueno es que al final, después de mucho hablar, discutir, hacer economía doméstica mental-el billete salía por un pico- al final lo esta disfrutando!! Y todos con él. 
Y ahora os dejo, que Max esta durmiendo en casa y ladra temprano y nos despierta a todos. Hoy no ha jugado con el perro vecino. Si mañana aparece limpio, la estrategia de dormir dentro de casa funciona.