15 jul 2012

Un domingo cualquiera

Reflexiones maternales...

Un domingo cualquiera es igual a cualquier lunes. Mis hijos no saben de horarios, de sábados, de domingos ni de lunes. Ellos funcionan con el reloj biológico y punto. Solo de vez en cuando, muy de vez en cuando, me regalan media hora más y nos plantamos en las ocho! Guau!!!!

Antes de tener hijos el domingo era un día especial para mi. Me dedicaba la tarde entera a cuidarme en cuerpo y alma, después de ir a misa -entonces iba a la de nueve de la noche-,tenía una sesión beauty at home. Ahora voy que chuto con una ducha rapidita, unas piernas que a veces son como el papel de lija y cinco minutos a solas en el coche para pintarme las uñas, a no ser que los niños estén muy entretenidos o durmiendo como benditos.

Después de tres niños, mi armario es otro. Paso olímpicamente de las tendencias. Antes las seguía, ahora, prefiero vivir con básicos. De todos modos, soy de esas madres que antes de comprarme un vestido prefiero comprar tres trajes de baño para los niños, y cuando me compro algo ( siempre con un pequeño eco de cargo de conciencia) es porque realmente lo NECESITO.

Siempre me he preguntado por qué mi madre apuntaba todo en una agenda, desde la lista de la compra hasta su último pensamiento. Ahora ya lo entiendo y yo hago lo mismo. Si no, corro el riesgo de olvidarme algún niño en el súper, voy precipitada, pero no siempre, la verdad.

Nunca le di importancia a las canas , simplemente no tenía. Ahora llevo tres días preocupada pensando que no quiero que mi marido me vea con un puñado de canas en mi cabello negro y no sé que remedio ponerle.

Si antes todos mis zapatos eran de tacón, taconazo, ahora casi todos son los denominados cómodos, bailarinas, mocasines, alpargatas de cuña... Ni rastro de esas sandalias espectaculares con taconazo, se fueron, salieron de mi armario con la llegada de Jaime.

Antes un domingo cualquiera podía ir a misa y distraerme si me daba la gana, era cosa mía, ahora cuando voy lo hago con los niños y casi me da palo porque alborotan y distraen a los demás. Espero que hoy se porten bien, rebién.

2 comentarios:

  1. Sin duda todas echamos de menos esos ratos de soledad, de distracción sin más. Me he sentido muy identificada, porque lo que está claro es que con niños ya ningún día es "un día cualquiera", todos tienen una "emoción" distinta (y cero tranquilidad). Enhorabuena por tu blog, lo que es increíble es que saquemos tiempo para esto, después de todo...

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  2. Gracias por el comentario! Y por leerme! Yo el tiempo se lo robo al sueño...

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